Torre Vella toma su nombre de la antigua torre de vigilancia en el centro de la casa. Es la finca por excelencia. Establecida en un sitio que ha estado habitado durante más de 9000 años, extiende sus secretos a los acantilados que bordean los 1700 metros de costa de la propiedad. Torre Vella es, sin duda, uno de los mejores ejemplos de finca menorquina clásica: clasificada como una “propiedad cultural excepcional”, el gran edificio de paredes blancas está construido alrededor de un patio central y extiende sus edificios agrícolas sobre más de 200 hectáreas que desembocan en la costa sur de la isla.
Ubicada en el fondo de un valle, rodeada de olivares, Torre Vella fue diseñada como un refugio simple y bohemio. Almuerzos bajo las encinas, camillas de masajes al aire libre, aperitivos y cenas a la luz de las velas en lo alto de los acantilados con vistas al mar... La decoración es sumamente refinada. Visillos blancos, madera flotante, piedra local y tejidos le dan un espíritu chic bohemio.